6/8/15

Moverse reduce hasta un 40% el riesgo cardiovascular [06-08-15]


La actividad física siempre es buena, aunque sea en forma moderada

Si Winston Churchill supo ejercer el liderazgo en la política, no lo logró, sin embargo, en sus conceptos vinculados con la calidad de vida. El primer ministro inglés solía decir que su fórmula antiedad era "antes que nada, nada de deportes".

Pero los médicos reunidos en el Congreso Anual de la Sociedad Europea de Cardiología, que convocó en la capital sueca a más de 20.000 especialistas de todo el mundo, explicaron ayer cómo en los últimos años los estudios han dado cuenta de que, por el contrario, las personas moderadamente activas tienen menos posibilidades de fallecer por una enfermedad cardíaca que aquellas más adeptas al sedentarismo.

El doctor Rainer Hambrecht, documento que el incremento de actividad física diaria presentaba en los pacientes una correlación con el descenso de la enfermedad coronaria, además de una disminución de los eventos cardíacos que causan la muerte de miles de personas en el mundo.

La otra cara de la moneda es paradójica. Cada vez, advirtió el especialista, menos gente practica deportes. "Alrededor de un tercio de los norteamericanos, por ejemplo, no realiza actividad física regular. Este sedentarismo está relacionado con otros factores de riesgo, como la obesidad, la diabetes, la alta presión arterial y los niveles crecientes de colesterol." A Estados Unidos este conjunto de problemas le cuesta unos 76.000 millones de dólares al año, que es la cifra que gasta el sistema de salud en tratar a los pacientes inactivos.

Además de las evidencias de menores eventos cardíacos en las personas activas, en los últimos años los científicos han encontrado cuáles son los mecanismos que el movimiento pone a funcionar en el organismo. La aterosclerosis, el proceso crónico que daña las arterias y predispone al infarto, comienza como una alteración en la intimidad del vaso sanguíneo antes de formar una placa de grasa.

Normalmente, los vasos sanguíneos sanos son capaces de dilatarse con el aporte de mayor circulación, algo que es especialmente importante durante la actividad física para hacer frente a la mayor demanda de oxígeno que requieren los músculos.

En la aterosclerosis, la arteria pierde su habilidad de dilatarse durante estas condiciones, y eso conduce a un suministro menor de oxígeno durante el ejercicio.

El mediador químico que regula el diámetro de las arterias es el óxido nítrico, que es generado en las células del endotelio por una enzima especial llamada sintasa del óxido nítrico endotelial o eNOS (por sus siglas en inglés). Las últimas investigaciones aportaron dos hallazgos importantes sobre el tema: por un lado, que la producción de óxido nítrico es reducida, y por otro, que su degradación aumenta en las etapas tempranas de enfermedad cardiovascular y conduce a la disfunción endotelial.

El ejercicio, en cambio, provoca repetitivos aumentos en la estimulación de la enzima eNOS para que ésta produzca más óxido nítrico. Así, la disfunción endotelial es rara entre personas activas, y cuando ocurre aparece más tardíamente entre este grupo que en aquellos que llevan una vida sedentaria.

El ejercicio, una estatina más

"En los últimos años -dijo el doctor Hambrecht- hemos hallado que los pacientes con enfermedad coronaria estable a menudo sufren de severa disfunción endotelial, pero que ésta puede ser dramáticamente mejorada mediante un programa de entrenamiento de cuatro semanas y que los resultados son comparables con los efectos de la medicación que se utiliza para reducir el colesterol, como las estatinas. Al incrementarse la dilatación vascular aumenta la circulación sanguínea hacia el corazón y esto reduce los síntomas clínicos. En suma, la disfunción endotelial es reconocida como el peldaño inicial hacia la aterosclerosis y la formación de placas de grasa. Tratando esta disfunción con entrenamiento podemos retardar el desarrollo de nuevas obstrucciones de las arterias."

El profesor Jean Paul Schmid, del Centro Cardiovascular de Berna, Suiza, aclaró que "si bien el incremento de la actividad física constituye uno de los factores de protección más poderosos de la enfermedad cardiovascular y su progresión, nadie puede negar que a veces ocurren accidentes cardíacos durante la práctica de deportes".

En muchos casos esto se vincula con patologías previas, a veces no controladas. Por eso la consulta cardiológica resulta indispensable antes de iniciar un plan de ejercicios. Claro que, en términos generales, aquello que sostenía Churchill ya ha sido desplazado por la evidencia médica. Para Hambrecht, la mejor "política" para evitar los males que a más personas matan en el mundo es pensar que "la salud de mi corazón está en mis propias manos. Si quiero protegerlo, antes que nada, ¡a moverse!".

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